Fecha de construcción - 28 y 29 de enero de 2023
INFORMACIÓN DE LA FAMILIA:
Madre: Diana - 41 años
Profesión: Limpiador y vendedor del mercado
Salario semanal: $35USD
Padre: Osay - 57 años
Profesión: Empleado de tienda
Salario semanal: $90USD
NIÑOS:
Paula - 19 años
Maria - 10 años
Sofía - 5 años
Carta de la familia:
Diana me dirijo a ti, a Casas de Esperanza con la gran necesidad de que me puedas ayudar construir una casa para mi familia ya que hemos batallado mucho para poder tener un hogar donde mis hijas puedan estar felices y seguras. Hace 12 años que nos vinimos de Mexicali aquí en Rosarito, para poder cuidar a mi suegra que estaba muy enferma y sola. Ella necesitaba a alguien que pudiera atender sus necesidades, y dejamos lo poco o mucho que teníamos para estar con ella. Y por la razón de que ella empezó a recuperarse, empezamos a hacer nuestra vida aquí. Poco a poco, compramos un terreno, pero con el tiempo mi marido tuvo un derrame cerebral, y entre los medicamentos, los médicos y las terapias, después le quedaron las secuelas físicas de caminar con dificultad.
Eso fue muy pesado para mis hijas, y yo, con la enfermedad de mi suegra y ahora mi marido, pues ya no podíamos hacer nada y pagando el alquiler y los gastos médicos, nos era imposible al menos pensar en hacer una habitación.
Mi suegra, poco a poco, se iba recuperando, al mismo tiempo mi hermana me dijo que mi madre también estaba enferma, que ya no podían ocuparse de ella, y que yo debía cuidarla durante un tiempo. Acepté, pero mi madre tenía una embolia paralítica en medio del cuerpo. Entre los pañales de los adultos, la leche medicada, los médicos y sus objetos personales, era más difícil conseguir mi sueño de proporcionar un hogar a mis hijas.
Pasaron los años, mi marido fue mejorando poco a poco de salud y empezó a trabajar de nuevo, ganando el salario mínimo, pero pasó el tiempo y entonces falleció mi madre, y tuve que pedir dinero prestado para pagar los gastos del funeral y el cementerio de mi madre.
El terreno se fue olvidando cada vez, hasta que un día una llamada de Casas de Esperanza y me siento muy feliz porque mi hija de 19 años está embarazada y hoy más que nunca necesitamos la casa porque estamos viviendo con una amiga que nos está haciendo el favor de prestarnos un cuartito, pero batallamos mucho, no hay agua, por eso, les pido de todo corazón que me puedan ayudar.Dios los Bendiga siempre.