Fecha de construcción: Mayo, viernes 6 - sábado 7, 2022
INFORMACIÓN DE LA FAMILIA:
Padre: José
Edad: 38 años
Profesión: albañil
Salario semanal: $ 125 USD
Madre: Rosalba
Edad: 38 años
Profesión: ama de casa
NIÑOS
Nombre: Oliver - Edad: 11 años.
Nombre: Edith - Edad: 7 años.
Nombre: Kendrick - Edad: 3 años.
Nombre: Nazly - Edad: 1 año.
TIJUANA: 4 años
Carta de la familia:
Compartiremos con ustedes nuestra vida y esperamos que sean bendecidos por nuestro Señor Jesucristo. Yo soy del estado de Oaxaca y mi esposo es de Guerrero. Nos pidieron que compartiéramos sinceramente nuestra historia.
Nos conocimos en Estados Unidos, donde tuvimos a nuestro primer hijo. Sé que a partir de ahí sufrimos mucho porque mi marido bebía y quizá pensaba que no le podía pasar nada. Un día lo deportaron y yo estaba embarazada de mi segunda hija. Por el consejo de una persona concreta tomé la mala decisión de no permitir que mi hija naciera en EEUU..
Nos fuimos a vivir a Oaxaca donde sufrimos mucho. A veces nos hacía pensar y decir "por qué estoy así, no vale la pena vivir". Pero después viene el compromiso y el gran amor de nuestros hijos. Ellos son los que te dan la fuerza para seguir adelante. Teníamos la esperanza de reencontrarnos con mi marido, pero en este tiempo él bebía mucho y nos hacía sentir que no le importábamos aunque él dijera que sí; sus acciones decían lo contrario. Mis hijos tenían muchas necesidades de alimentación, ropa, zapatos porque aparte de su forma de beber no había mucho trabajo. Estaba esperando dar a luz a mi tercer hijo. No podía soportar tanta necesidad que sufrían mis hijos. Los quiero mucho. Mis padres no estaban, así que sentía una profunda soledad en mi corazón.
Conocí al Señor cuando estaba en los Estados Unidos y siempre le pedí a Papá Dios que ayudara a mi esposo a ser diferente porque nunca quise que mi familia se destruyera. Lo más importante era que mis hijos no estuvieran en mi ciudad natal donde siento que hay más vicios donde los niños pueden caer en las drogas. Le pedí a Dios una y otra vez que nos escapáramos de ahí para llegar aquí (Tijuana) donde hay más oportunidades y lo más importante que les enseñemos la palabra de Dios.
A veces pienso que más personas dirían "no creo que la gente vaya a construirsu casa porque tiene un hijo que nació en los Estados Unidos", pero creo que aunque tengamos un hijo que nació en los Estados Unidos, este es el momento de ver por nuestro hijo y su infancia lo más importante más que en su corazón llevarán todo el amor para dar a sus familias en el futuro. Sé que creo en Dios y en su misericordia y que todas las necesidades que tenemos las podemos superar y espero que un día mis hijos puedan ser usados como ustedes para bendecir a otras personas igual que nosotros, como lo necesitamos ahora. Estoy esperando mi quinto bebé y tengo que pedirle perdón a Dios porque al principio dije que no quería tener otro bebé porque no quería que el bebé sufriera como los otros. Pero si Dios me ha bendecido con otro él sabe, espero. Cuando nos encontramos y ves nuestro hogar que Dios nos ha dado y por el que doy gracias a Dios pero creo que mis hijos se merecen algo más a veces nos preguntan, "mamá, ¿cuándo podemos tener algo para nosotros y por qué no salimos juntos?" Y sólo podemos decir que algún día podremos tener algo mejor. Nos piden que tengamos un coche porque no siempre podemos salir juntos en familia. No siempre tenemos lo necesario para darles todo porque el sueldo de mi marido no da para tanto. A pesar de todo, estamos aquí juntos. Gracias por leer estas líneas sobre nuestra vida aunque falten tantas cosas y tantos momentos de tristeza, como las enfermedades que tuvimos, un momento en el que sentí que íbamos a perder a uno de mis hijos con esa enfermedad y también el no tener dinero pero gracias a Dios sigue aquí con mucho Ned pero con un gran amor a sus padres y a nuestro Dios. Gracias a todos y espero que seamos bendecidos al igual que cada una de las familias. Es importante para todos los niños, hayan nacido o no en los Estados Unidos. Gracias Casas de Esperanza. Sinceramente, la familia Ojendiz Arzola