Fecha de construcción: Viernes 06 - Sábado 07, Diciembre 2024
INFORMACIÓN SOBRE LA FAMILIA
MADRE: Ursula
Edad: 40 años
Trabajo: profesor de primaria
Salario semanal: 170 US
NIÑOS:
Dirce - 14 años
Andre - 13 años
Sofía - 11 años
CARTA DE LA FAMILIA:
Soy madre soltera y vivo en mi propia casa con tres de mis hijos. Soy maestra y con mucho esfuerzo logré terminar mi carrera, lo que me ha permitido dedicar más tiempo a mis hijos. Mi hijo mayor vive en Mexicali con unos tíos que me apoyaron para terminar mis estudios. Él decidió quedarse ahí porque creció en ese ambiente y ha sido diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Mi tercer hijo tiene el mismo padecimiento y requiere sesiones de terapia que cuestan 50 dólares cada una, lo que ha mermado considerablemente mis ya limitadas finanzas. Aunque mi familia me ha ayudado, rara vez hablo de mi situación o pido apoyo porque creo que soy responsable de mis decisiones y no quiero parecer una víctima. El padre de mis hijos también es profesor, pero ni les apoya ni se comunica con ellos. Me distancié de él debido a su infidelidad, y su forma de castigarme fue dejarme toda la responsabilidad de nuestros hijos. No presenté una demanda legal contra él porque temía represalias que pudieran poner en peligro a mis hijos. En aquella época, las leyes mexicanas solían ser injustas con las madres sin recursos para emprender acciones legales con eficacia. He conseguido salir adelante por mis propios medios, pero como profesional, no tengo derecho a recibir ayudas del gobierno, independientemente de mis circunstancias. Vivo en Rosarito, lejos de mi familia, que reside en Guadalajara Jalisco, un estado en el centro de la República Mexicana. Aquí, sólo tengo amigos como apoyo. Actualmente estoy en una relación con un profesor de inglés que tiene tres hijos propios. Aunque sus ingresos son menores que los míos, su apoyo emocional y moral ha sido invaluable. Como madre, mi prioridad siempre han sido mis hijos. Me esfuerzo por darles una vida digna, basada en valores y en la fe en Dios, para que crezcan como personas independientes y bondadosas. Sin embargo, los profesores estamos infravalorados y nuestros salarios son insuficientes. Por eso les pido ayuda, confiando en que Dios nunca nos abandona y en que su organización puede ayudarnos a conseguir la estabilidad de un hogar. Les agradezco sinceramente que se hayan tomado el tiempo de leer mi petición y la increíble labor que realizan apoyando a tantas familias. Que Dios les bendiga y les dé fuerzas para continuar con esta misión.