Fecha de construcción: Sábado 6 de diciembre de 2025

INFORMACIÓN SOBRE LA FAMILIA

MADRE: Beatriz

Edad: 34 años de edad

Trabajo: Limpiador de casas

Salario semanal: 108 US

NIÑOS:

Ana Luisa - 15 años

Arisbeth - 6 años

CARTA DE LA FAMILIA:

Estimado equipo de Casas de Esperanza , mi nombre es Beatriz, soy de Puebla y madre soltera de dos hijas. Llegué a Tijuana hace nueve años en busca de una vida mejor, en ese entonces mi hija mayor tenía seis años. Después conocí a un joven y nos fuimos a vivir juntos; él me ayudaba a cuidar a mi hija mientras yo trabajaba. Durante ese tiempo, me quedé embarazada y también empezamos a llevar a Ana Luisa al médico porque no hablaba ni nos entendía. Nos remitieron al CRIT, donde le diagnosticaron una discapacidad intelectual y le recomendaron terapia del habla. Cuando nació Arisbeth y llegó la pandemia de COVID, el hospital general dejó de atenderla. Por esas mismas fechas, recibí la desgarradora noticia de que mi madre había fallecido. Me quedé destrozada: sin madre, sin haber conocido a mi padre, y ahora totalmente responsable de mis hijas, ya que mi pareja decidió dejarnos. No podía encontrar trabajo debido a la pandemia, así que empecé a vender nuestros muebles. Más tarde, me mudé con una amiga y empecé a vender comida, y luego encontré un trabajo de niñera mientras una vecina me ayudaba a cuidar a mis hijas. Por desgracia, los problemas con mi amiga me obligaron a marcharme, pero afortunadamente otra amable vecina nos acogió e incluso me ayudó a encontrar trabajo limpiando casas. Lamentablemente, el COVID me dejó problemas pulmonares y anemia, por lo que me pongo enferma con frecuencia. Al final, también tuve que dejar esa casa y acabé en un lugar inseguro para mis hijas. Cansada de mudarme constantemente, me hice la promesa de comprar un terreno y finalmente lo hice, gracias a Dios. Sin embargo, debido a la situación escolar de mi hija, tuve que dejar de trabajar de nuevo, y las cosas fueron cuesta abajo económicamente. Empecé a vender comida, y más tarde mi hermana se mudó con nosotros y nos ayuda con la mitad del alquiler, aunque no es una solución a largo plazo, ya que puede que se case pronto. Ahora tengo un trabajo estable, el sueldo es bajo, pero mi jefe me permite salir antes para recoger a mi hija y a cambio nos da comida, víveres o ropa. Por todas estas razones, no he podido construir ni siquiera una pequeña habitación para nosotros, para que podamos vivir en paz. Les agradezco sinceramente su atención y espero poder recibir la bendición de un hogar para mis hijas y para mí.

Comentario