Fechas de construcción: Viernes 25 - Sábado 26 de abril de 2025

INFORMACIÓN SOBRE LA FAMILIA

MADRE: Ianeli

Edad: 43 años

Empleo: Promotor

Sueldo semanal: 130 dólares estadounidenses

PADRE: Héctor

Edad: 38 años

Trabajo: Taxista

Salario semanal: 145 US

NIÑOS:

Melody Abigail - 20 años

Hector Zabdiel - 6 años

CARTA DE LA FAMILIA:

Hola a todos. Me llamo Ianeli Sánchez Solís y me gustaría compartir un poco mi historia y la de mi familia. Mi esposo y yo llevamos casi once años juntos. Nos conocimos en Guadalajara, donde ambos vivíamos entonces. Yo tenía una hija de nueve años y él un hijo de tres. Los dos veníamos de relaciones difíciles, pero nos enamoramos y decidimos empezar de nuevo juntos. Poco después, mi hija se fue a vivir con mis padres, lo que me hizo caer en una profunda depresión. Al mismo tiempo, a mi marido no le dejaban ver a su hijo por problemas con su ex pareja, y empezó a beber y a consumir drogas. Un día alguien me habló de Dios. Al principio, no quise escuchar. Pero la madre de mi marido me habló suavemente de lo grande y amoroso que es Dios. Poco a poco, empecé a creer. Recé para que mi marido cambiara y para que Dios nos bendijera con la familia que anhelábamos. Aunque su adicción empeoraba, su madre seguía diciéndome que tuviera fe, que Dios lo cambiaría. Y así fue. Un día, mi marido me dijo que quería cambiar. Llamé a su madre, y juntos -él y yo en nuestra habitación, y su madre al teléfono- rezamos y acogimos a Dios en nuestros corazones. Aquel día lo cambió todo. Meses antes, me había caído de una moto y apenas podía andar. También llevaba casi dos años intentando quedarme embarazada sin éxito. Pero después de aquella oración, mi rodilla sanó y me quedé embarazada. Sé que fue Dios. Decidimos mudarnos a Rosarito, aunque fue una decisión difícil porque significaba estar más lejos de nuestros hijos. Pero siempre le dije a mi esposo que no sería por mucho tiempo, y que con fe, estarían de nuevo con nosotros. Desde que entregamos nuestras vidas a Dios, mi esposo no ha tocado el alcohol ni las drogas. Ocho meses después de mudarnos a Rosarito, nació nuestro hijo Zabdiel. Dos años después, mi hija vino a vivir con nosotros. El único que falta es su hijo, pero confiamos en que en el tiempo de Dios, él también estará con nosotros. Mientras tanto, seguimos rezando para que llegue ese día. Hemos pasado por muchas cosas, y nuestro mayor sueño es tener un hogar propio. A veces nos sentamos y hablamos de cómo será: de qué colores pintaremos las paredes, qué le añadiremos. Sólo imaginarlo nos llena de alegría. Con fe, ahorramos suficiente dinero para pagar la entrada de un terreno. Y con esa misma fe, les pedimos que tengan en cuenta a nuestra familia. Sabemos que muchas familias comparten este mismo sueño, pero seguimos rezando y esperando la bendición de un hogar. Gracias de todo corazón por el maravilloso trabajo que hacéis. Habéis traído tanta felicidad a muchas familias. Esta es nuestra historia, un recordatorio de que nunca debemos perder la fe. Incluso cuando no podemos verle, Dios siempre está trabajando. Y confiamos en que Él también bendecirá a nuestra familia. Esperamos conocerle pronto. Que Dios os bendiga.

Comentario